Dedica unos minutos al día para masajear suavemente tu cuero cabelludo con la yema de los dedos. Este hábito estimula la circulación sanguínea en los folículos pilosos, favoreciendo el crecimiento del cabello de manera natural. Para potenciar el efecto, puedes hacerlo con aceites naturales como el de romero o ricino, que fortalecen la raíz y previenen la caída.
